Amanecer en Alto San Juan. |
Volviendo a La Misión, la película narra la historia de unos padres jesuitas en la selva amazónica que tienen que enfrentarse a los esclavistas que ambicionan las tierras donde ellos han levantado una misión. La Misión es de ese tipo de películas que ya no se hacen, con personajes tan bien construidos que desearías haber estado allí, acompañándoles. La música de Ennio Morricone y los espectaculares paisajes amazónicos retratados por Chris Menges crean un ambiente que nos transporta a los tiempos en que el hombre recién se erguía sobre sus pies dando los primeros pasos sobre el aún virgen planeta tierra.
No hace falta que diga que me encantó la primera vez que la vi, y las tantas otras que vinieron después.
Los salvajes indígenas... |
Hoy en día ya no quedan territorios inexplorados, y la lógica de la evangelización nada tiene que ver con la visión romántica que le confiere la ficción. Sin embargo el espíritu misionero de aquellos jesuitas pioneros está muy presente en el SJR y es el mismo que le impulsa a llegar allí donde otros no lo hacen. El mismo que cada año le lleva a organizar “misiones” como las de Semana Santa, sin la épica pero con todo el compromiso. Ese espíritu es el que le pone la mayúscula a la J del SJR allí donde está.
Y aquí estoy yo, católico no practicante, escéptico de todo lo que la Biblia cuenta y poco amigo de la Iglesia como institución, recién llegado de las misiones de Semana Santa, cansado de caminar entre piedras y barro, lleno de satisfacción y lleno de picaduras, pero sobre todo lleno de ese espíritu que es capaz de reconciliarte con la humanidad.
Paisaje desde Cerro Azul. |
Nota del 1 de mayo de 2014 a las 12:30: acabo de ver de nuevo La Misión.